La energía reticular,
también conocida como energía de red, es la energía que se necesita para poder
separar de manera completa un mol de un compuesto de tipo iónico en sus
respectivos iones gaseosos. También se puede decir que la energía reticular es
la energía que se consigue a través de la formación de un compuesto
de tipo iónico partiendo siempre de sus iones gaseosos.
Este tipo de energía muestra la
estabilidad que tiene las redes cristalinas, y viene medida como energía/mol,
teniendo las mismas unidades de medida que tiene la entalpía estándar (∆Hº), es
decir KJ/mol, aunque de signo opuesto.
La energía reticular es imposible
de medir de forma directa, sin embargo, conociendo la estructura y la
composición que tenga el compuesto iónico que queramos estudiar, podemos
calcular o al menos aproximarnos a ella mediante una ecuación que da el modelo
iónico, basado en la Ley de Coulomb, entre otras. También existe la
posibilidad de calcular la energía reticular de manera indirecta mediante los
ciclos termodinámicos.
El modelo iónico es aquel que se encuentra formado por cationes y aniones a través de fuerzas electrostáticas, siempre que estemos hablando del estado sólido. Este caso concreto es válido solamente si existe bastante diferencia de electronegatividad entre los elementos que forman el compuesto.
En un sólido iónico, los
electrones se encuentran localizados en los correspondientes iones, estando
bajo la influencia solamente de sus respectivos núcleos. No hay deslocalización
de los electrones como podría ocurrir en el caso de los sólidos de tipo
metálicos, ni siquiera hay compartición de electrones como en el caso de los
sólidos de tipo covalente. La localización de los electrones tiene como
consecuencia la no conducción de la corriente eléctrica para los sólidos
iónicos, pero si son aislantes.
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