Li
es, para los científicos de la especialidad, una regla que establece
que dos
partículas en el mismo estado (idéntico espín, carga de
color, momento angular,
etc.) no pueden existir en el mismo lugar y al mismo tiempo. Aplicando esta
regla, los físicos han logrado una importante distinción en la categoría de las
partículas: partículas que están sujetas a la exclusión de Pauli – los
fermiones– y partículas que no sometidas a ello –los bosones–.
En
resumen, se trata de un principio que establece que dos
partículas similares no
pueden existir en el mismo estado, es decir, que no pueden tener ambas la misma
posición y la misma velocidad, dentro de los límites fijados por el principio
de incertidumbre. Por otra parte, a través del principio de exclusión se puede
explicar por qué las partículas materiales no colapsan en un estado de casi
extrema densidad, bajo la influencia de las fuerzas producidas por las
partículas de espín 1, 1½ y 2 : si las partículas materiales están casi en la
misma posición, deben tener entonces velocidades diferentes, lo que significa
que no estarán en la misma posición durante mucho tiempo.
Sin
la existencia del principio de exclusión, se hace difícil imaginar
cuál sería la
estructura de la naturaleza. Los quarks no formarían protones y neutrones
independientes bien definidos. Ni tampoco estos formarían, junto con los
electrones, átomos independientes bien definidos. En función de nuestros
conocimientos todas las partículas se colapsarían formando una «sopa» densa,
más o menos uniforme.
Una
de las más importantes de esas reglas es el principio de
exclusión de Pauli: un
orbital atómico determinado puede ser ocupado por sólo dos electrones, pero con
el requisito de que los espines de ambos deben ser opuestos. Estos electrones
de espines opuestos se consideran apareados. Electrones de igual espín tienden
a separarse lo máximo posible. Esta tendencia es el más importante de los
factores que determinan las formas y propiedades de las moléculas.
Para
llegar a ese principio de exclusión, Pauli, previamente
descubrió otro, «el
principio de anti simetría», el cual señala: La función de onda total de un
conjunto de electrones (fermiones), debe ser anti simétrica con respecto al
intercambio de cualquier par de electrones.
Ahora
bien, si existe una parte espacial simétrica, la parte de espín
debe ser anti
simétrica y viceversa. Ello permite poder construir la función del estado
fundamental y del estado excitado, cuya energía es conocida al igual que su
parte espacial.
Este
principio de anti simetría derivó a Pauli al principio de
exclusión, en el cual
no pueden existir en un sistema, como lo hemos mencionado ya, dos electrones
con el mismo conjunto de números cuánticos. Es decir que tengan la misma parte
espacial y de espín., ya que si se tiene:
O
sea, una función simétrica con respecto al intercambio del electrón 1 por el 2.
Pero se deriva otra consecuencia y es aquella en que el número de electrones
que pueden tener la misma parte espacial, es decir que están definidos por un
orbital que se caracteriza por sus números cuánticos h ,i , mi , es como máximo de dos, y
además si hay dos, estos deben tener espines opuestos.
El
átomo es un sistema compuesto de un núcleo con una carga
positiva Ze y N
electrones con carga negativa –e cada uno. Es neutro cuando Z = N e
ionizado cuando N < Z y posee una carga positiva (Z – N)e. Como el
núcleo es mucho más pesado que el electrón, es una aproximación muy buena
despreciar su movimiento y, al colocarlo en el origen, reducir su efecto al
campo central electrostático de Coulomb. Así, el hamiltoniano para el átomo
toma la siguiente forma:
[04]
En esto, lo medular es que lo que determina la estructura del
átomo es el principio de Pauli, o sea, la exigencia de antisimetría de la
función de onda de los electrones, que tienen espín ½ y son fermiones. Es
importante tener en cuenta que debido a la existencia del espín, la función de
onda además de las coordenadas también depende de las variables del espín sn para cada
electrón, aunque el hamiltoniano [04] no dependa de ellas.
La interacción total en [04] se separa en dos partes: la de los
electrones con el núcleo y la de los electrones entre sí. Con una carga Ze lo
bastante grande, la interacción con el núcleo constituye la parte dominante.
Por lo tanto, para tener una idea cualitativa de la estructura del átomo, se
puede prescindir de la repulsión de los electrones entre sí, como una primera
aproximación. La imagen que resulta no es exacta, pero conserva las
características más significativas de los átomos reales. Sin interacción mutua
entre los electrones el hamiltoniano 04] se reduce a una suma de partes
independientes:
[05]
Donde:
[06]
Es el hamiltoniano del átomo de hidrógeno para el electrón número
i. Así se hace posible la solución explícita de la ecuación de Sclirödinger para el
átomo completo. La presencia del principio de exclusión de Pauli es una de las
características que hacen posible la distinción entre lo que consideramos como
materia – aire, ladrillos, llamas, y así sucesivamente – con respecto a los
fotones o gravitones. La materia está hecha por los fermiones,
predominantemente protones, neutrones, y electrones, los cuales obedecen al
principio de la exclusión de Pauli. Por otra parte, los fotones y los
gravitones son bosones, y no obedecen a ese principio de exclusión;
consecuentemente, su comportamiento es muy disímil al de la materia, aunque las
reglas básicas de la mecánica quántica se aplican a ambos tipos de partículas.
El
fenómeno del revestimiento de la estructura del electrón de un átomo se debe al
principio de exclusión de Pauli. Un átomo eléctricamente neutro contiene en el
núcleo una cantidad de electrones articulados (bounds) igual al número de
protones. Puesto que los electrones son fermiones, el principio de exclusión de
Pauli les prohíbe ocupar el mismo estado cuántico.
Por
ejemplo, consideremos un átomo neutro de helio con dos
electrones articulados.
Ambos electrones pueden ocupar el estado más bajo de la energía (E1),
pero siempre que sus espines sean disímiles. Ello no viola el principio de
exclusión de Pauli por que los espines son parte del estado cuántico del
electrón, ya que ambos electrones están ocupando diferentes estados cuánticos.
Por otra parte, un átomo neutro de litio tiene tres electrones articulados. Dos
esos electrones pueden ocupar el estado E1, pero el tercero tiene que
ocupar un estado de mayor energía (E2). De manera semejante ocurre con
los elementos sucesivos que van produciendo revestimientos cada vez de mayor
energía. Las características químicas de un elemento dependen en gran parte del
número de electrones de su revestimiento exterior, lo que da lugar también a su
posición en la tabla periódica.
El
principio de Pauli es también gran responsable de la estabilidad
de la materia.
Las moléculas no se pueden empujar una cerca de otra arbitrariamente, porque
los electrones articulados de cada molécula no pueden ser incorporados en otra
en el mismo estado que tenían previamente, debido al efecto de repulsión de
Lennard-Jones.
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