Los enlaces covalentes de
las moléculas se forman por solapamiento de orbitales atómicos, de manera que
los nuevos orbitales moleculares pertenecen a la molécula entera y no a un solo
átomo. Durante la formación de un enlace, los orbitales atómicos se acercan y
comienzan a solaparse, liberando energía a medida que el electrón de cada átomo
es atraído por la carga positiva del núcleo del otro átomo. Cuanto mayor sea el
solapamiento, mayor será el desprendimiento de energía y, por lo tanto, menor
será la energía del orbital molecular. Si el proceso de aproximación de los
átomos continúa, los núcleos atómicos pueden llegar a repelerse mutuamente, lo
que hace que la energía del sistema aumente. Esto significa que la máxima
estabilidad (mínima energía) se alcanza cuando los núcleos se encuentran a una
distancia determinada que se conoce como longitud de enlace.
Los enlaces covalentes son las fuerzas que
mantienen unidos entre sí los átomos
no metálicos (los elementos situados a la derecha en la tabla
periódica -C, O, F, Cl,...).
Estos átomos tienen muchos electrones en su nivel más externo (electrones de valencia) y tienen tendencia a ganar electrones más que a cederlos, para adquirir la estabilidad de la estructura electrónica de gas noble.
Estos átomos tienen muchos electrones en su nivel más externo (electrones de valencia) y tienen tendencia a ganar electrones más que a cederlos, para adquirir la estabilidad de la estructura electrónica de gas noble.
Por tanto, los átomos no metálicos no pueden
cederse electrones entre sí para formar iones de signo opuesto.
En este caso el enlace se forma al compartir un par de electrones entre los dos átomos, uno procedente de cada átomo.
El par de electrones compartido es común a los dos átomos y los mantiene
unidos, de manera que ambos adquieren la estructura electrónica de gas noble.
Se forman así habitualmente moléculas:
pequeños grupos de átomos unidos entre sí por enlaces covalentes.
Diego Nakú Rivera Díaz es pvto
ResponderEliminar👍
Eliminar